Es esa sonrisa tuya
la única capaz de pararlo todo
hasta las nubes piden perdón por moverse.
Capaz de devastar una ciudad entera a su paso
sin hacer ruido, dejando tan solo polvo.
Capaz de tragar todo ese humo, que ciega a deshoras,
transformándolo en oxigeno puro.
Y la única capaz de decirle al mismísimo Ave Fénix
que hoy de sus cenizas
no renace ni Dios.