miércoles, 24 de marzo de 2010

Disparar sin ganas


Es tan difícil disparar sin ganas,
abriré el corazón con mis propias manos para ser aún mas sincero,
arrancaré una a una todas las venas para desliarme un poco más,
vaciaré todos mis pulmones a base de sucios piropos y rabia contenida,
seré capaz de inundar las calles a base de lagrimas de adioses forzados,
moriré una y mil veces cuando mis besos bailen sin la locura de tus labios,
suicidaré los recuerdos que no me hablen de ti con una sonrisa,
no dejaré jamás que se apague la vela que todavía dibuja tu sombra.

Es tan difícil disparar sin ganas...
... que empiezo a tenerlas.

lunes, 15 de marzo de 2010

No distingo


Me persiguen los pasos que ya he dejado atrás
sobrevuelo las palabras que escupen tus labios
y si te soy sincero desde aquí arriba no las entiendo
no distingo si estoy ganando o estoy perdiendo.

No distingo las canciones de los poemas
lo que esta mal de lo que comienza a estar fatal
un anochecer sin sexo de un despertar sin besos
un cementerio sin muertos de una cárcel sin presos.

No distingo las conversaciones pendientes
de los monólogos preparados que no esperan contestación
no distingo el mar bailando en el mes de Marzo
del cielo visto cabezabajo después de un portazo.

No distingo tus puñetazos entre tanta caricia
ni mis peores pesadillas entre tanto sueño
no distingo un buen amigo de un buen hermano
ni de jurar con un beso o con sangre en las manos.


Todo lo blanco con el paso del tiempo tiende a enamorarse de lo que viste de negro.

martes, 9 de marzo de 2010

Me gustan



Me gustan las sonrisas que pueden hablar,
los colores, el cielo, las estrellas y la luna.

Me gustan las palabras que son algo más,
la arena, el viento, las pisadas y el mar.

No me gusta saber que hay cosas inevitables,
ni los finales esperados, ni pensar que todo arde.

No me gustan quienes dan la espalda a lo entrañable,
ni que las fotografías las pinten con sangre.

No me gustan los dolores de cabeza,
ni el zoo, ni las colas, ni los bares sin cerveza.

No me gustan los delirios de grandeza,
ni los discursos... me dan pereza.

No me gusta agradar a la gente, ni disimular,
no me gusta el marisco, ni tenerme que afeitar.

Me gusta la gente, los conciertos, el saber quien soy,
el chocolate, el café, los poemas y saber donde voy.

Me gusta la familia, sentirme amado, las canciones,
los domingos por la tarde y que no me toquen los cojones.