lunes, 26 de noviembre de 2012

Tengo miedo


Tengo miedo a la soledad
y a no poder estar solo.

Miedo a cada momento en que recuerdo haberte perdido,
a aquella calurosa tarde de primavera, a esa llamada telefónica.
Miedo a todo el frío de después,
miedo a los lloros y a los lamentos,
miedo a esa imagen que se clavó en mi cabeza,
miedo al olvido y a toda esa tristeza.

También tengo miedo a la repetición de aquella tarde,
a saber que algún día volverá a pasar,
a saberlo sin equivocarme.

Tengo miedo de pensar, de imaginar, de suponer, de intentar averiguar;
es un miedo infinito, que paraliza.

Necesito balas, tiempo, papel y compañía.
Balas para ahuyentar ese miedo,
tiempo para saber que no lo necesito,
papel para contártelo y producir cenizas,
y compañía para seguir estando vivo.

jueves, 25 de octubre de 2012

Las estrellas


Y siguen mirando al cielo,
regalando estrellas a prometedores polvos,
ilusos ambos.

Las estrellas no son de quien las mira;
las estrellas son las macetas de los que vivimos en la luna,
de los que sabemos que los sueños construyen más que las manos.

El dolor siempre acaba asomando la cabeza.


El dolor siempre acaba asomando la cabeza;
si no, dejaría de existir, no tendría valor.

Los nudillos suben el precio de triviales conversaciones,
me deslumbran los sinsabores que se acunan en su espalda,
y recaigo, y me molesto, y me doy asco por esa sensación.

Tan fácil es luchar como dejarse perder;
el juego, a veces, lo enmascara todo.

El amor vacila para no volver;
tiene la ventaja de saber que todo gira a su alrededor,
que las guerras empiezan por sus desplantes,
que las balas llevan su ex nombre.

lunes, 17 de septiembre de 2012

A través de la ventana


Acaricio las agujas del reloj mientras le pido consejo a todo aquello que veo a través de la ventana...

El viento, una vez más, cogiendo carrerilla;
el fuego que se cansa de esperar a la cerilla;
carruajes endemoniados brindando con el sudor ajeno;
viejas apisonadoras de palabras que allanan el terreno;
palacios que crecen despacio, atragantados de hormigón;
el dulce sonido del hielo besando a la coca-cola y al ron;
abejas descarriadas que no saben ni lo que es la miel;
besos ahora enterrados por culpa de un pobre infiel;
cajones desheredados que sobreviven del olvido;
gemidos que no son de ningún vecino conocido;
pestañas que asimilan diálogos por falta de buenos ratos;
gentes ejerciendo con el pleno derecho de chivatos natos;
regueros de corazones destino vertedero clausurado;
oleajes de aplausos ignorantes ante un líder agrandado;
cicatrices que hablan de echar cerrojos y candados a doquier;
nidos ya vacíos buscando antiguos huéspedes y su por qué;
nubes grapadas al cielo por la ilusión de locos feriantes;
poemas que yacen muertos por falta de ojos radiantes;
reinas destronadas que ahora arreglan papeles en el paro;
príncipes mantenidos que sueñan con el castillo más caro;
aguaceros de verdades que no quieren escuchar ni en forma de nanas;
calles peinando despojos de los que odian despertarse con las mañanas;
adolescentes embelesados con lunas baratas de quita y pon;
héroes de portales que saben lo que es ir de marrón en marrón;
juramentos incautos que acaban en un descosido;
temblorosas palabras que desean no haber nacido;
cuentos de niños que acaban con cogida de manos y beso en la nariz;
cuentos de adultos que acaban con pedida de manos y querer ser feliz.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Moriré viviendo


Dicen que todo es mentira,
que ya nadie espera,
que las palabras contaminan.

Dicen que la ilusión expira,
que el miedo gana batallas,
que el amor ya no respira.

Dicen que todo está roto,
que solo se llora,
que nos acuna un loco.

Dicen que moriré viviendo.
No se equivocan:
yo sigo escribiendo.

martes, 3 de julio de 2012

Se nos fue de las manos.


Se nos fue de las manos.
El cuadro no pintaba bien,
aun así era terroríficamente poético,
un momento digno de ser escrito.

En medio de nuestro camino,
cogidos por una mano, eternamente enamorados,
y en la otra, cada uno con su revólver
apuntando la sien del otro, locamente desquiciados.

Los segundos pasan, acumulando minutos.
El viento parece esperar, no quiere molestar;
alguien le ha debido decir que esto es cosa nuestra.
Nos miramos a los ojos, nos retamos,
nos deseamos a muerte, nos besamos…
y suena un solo disparo.

Es escalofriante pensar
en el sonido de dos balas disparadas a la vez.

lunes, 30 de abril de 2012

Alucinando


Y es verdad que parece que todo se rompe,
que todo se hunde o se parte,
que no avanzamos,
que los pasos retroceden,
que el odio crece junto a la frustración,
que la desidia abraza a la desilusión.

Malas compañías.
Que el amor propio, los remordimientos, la avaricia,
todo se compra y se vende por mercadillos sin paradas.
Cada vez quedan menos maravillas
para el país de Alicia.

Pero yo sigo alucinando
cada vez que vuelvo a ver esa sonrisa,
esa que he visto millones y millones de veces,
que no necesita canciones,
ni puestas de sol,
ni estrellas,
ni lunas,
ni noches.

Yo sigo alucinando como la primera vez,
parando el tiempo,
secuestrando los segundos,
recortando milímetros entre ella y yo,
intentando no pestañear…

porque nada duele

cuando tú sonríes. 

martes, 6 de marzo de 2012