Vuelven como vuelven los fantasmas del pasado,
sin avisar, como desarraigados buitres
al acecho de una pizca de felicidad o amistad que nos sobre.
Vuelven como vuelve el niño
que sabe que fue él quien rompió el juguete.
Vuelven guiados por la conciencia del egoísmo,
vuelven sin haberse mirado primero a ellos mismos.
Vuelven, pero llegan tarde: ¡yo ya me fui!
Me asomé a tu Mundo (Dkasta)
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