El día que sepa escribir no me importará que me leáis. Mientras tanto, tomaros esto como una acumulación de sentimientos.
La vida es algo entre tú y yo, y el tiempo que nos queda. Y que se pudran los angelitos y sus arcos.
Para mañana, lo de siempre: un par de minutos, cientos de horas, miles de miradas, y el consuelo de saber que nunca sobran las palabras.
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