Y sonríe, ella siempre sonríe.
Todas las mañanas acude a su cita con mi pequeño conflicto existencial, más
derrotado y muerto cada día, pero acude, ella siempre acude.
Es una especie de magia, una sensación, es la tranquilidad que da el saber que no
todo tiene que salir mal.
Porque el sol siempre acaba saliendo, por muy tímido que se vista, y ella, ella
sabe estar ahí para acompañarlo.
Y sonríe, ella siempre sonríe.
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