miércoles, 28 de abril de 2010

Callejero

Siempre nos abrazaste cuando el colegio se quedaba pequeño,

coleccionar errores es la única manera de aprender,

soñadores autodidactas, siempre había algo para ver,

“los lunes para mi no cuentan, me declaro enfermo”.


Y ahora algunos te miran mal, son las malas compañías,

te lavas la cara obligada, te peinan y te pisotean,

no se acuerdan que tu fuiste su mejor recreativo,

no se acuerdan que tu eras algo más que un lugar para quedar.


Tu ponías las reglas, las canastas y las porterías,

tu decidías quien estaba de más y la hora de acabar,

y te acompañábamos mirando llover, oliendo travesuras,

bicicletas, monopatines, cuerdas y algún coche despistado.


Tu eras la mesa de nuestros mejores partidas, cromos,

chapas, canicas, las tizas dibujaban circuitos imposibles,

eras nuestro sofá a la hora de merendar, a la hora de cenar,

más de un primer beso se dio en tu sala de estar.


Y hoy parece que te dieron de lado, que todo acabó,

que ellos prefieren dejarse los dedos frente a un televisor,

que tan solo eres recuerdo para unos locos nostálgicos,

y últimos paseos para aquellos que te vieron nacer.

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