viernes, 21 de mayo de 2010

Es la hora de romperlo todo



Es la hora de romperlo todo, desconectar,

incendiar todos los miedos,

apagar las ganas de seguir durmiendo,

rebuscar todo aquello que huela a pasado,

diferenciar entre vivir y esperar la muerte,

acurrucarse en vez de arroparse con sus mantas,

deshojar todas la rosas que disfrazan el camino,

entorpecer todos sus planes de empatía,

desenfundar la rabia que espera ansiosa,

disparar al sol en el centro de su corazón,

encarcelar los discursos de más de diez minutos,

afinar todas las cuerdas de la guitarra,

subir el volumen del micro mas allá del cielo,

asesinar con poemas que masacren conciencias,

vivir enamorado de la locura en un casa de dinamita,

encender las velas en una tarta de gasolina,

construir cementerios en los centros comerciales,

fotografiar el único arcoiris sin vergüenza en blanco y negro,

servir cervezas de lejía bien fría,

cargar la escopeta y esperar.

Es la hora de caminar como el que viene de pasear al perro,

con los vaqueros rotos, la vieja camisa de Nirvana,

la chaqueta de lana, las gafas de sol y el pelo enmarañado...

Es la hora rescatar viejas canciones que nos devuelvan vida,

de enfriar el fuego que recorre por los bosques mas poblados,

de sacudir el polvo de viejas libretas de anillas.

Es la hora de saltar al vacío cogidos de la mano

vestidos con el adiós

de los que saben que jamás

volverán a decirse te quiero.

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