Que vivo
por debajo
de tus sueños,
vecino atontado
con los mañanas
más que
imaginados,
desparramo
versos,
me emborracho
de miradas
acariciando
horas muertas
deshojando
libros
y
empapándome
de palabras
que quieren
dibujar,
susurrándole
a mis demonios,
pidiéndoles
que marchen
que se busquen
otro infierno,
que con este
ya han terminado,
que olviden
el camino
de vuelta
y
que si pueden,
como
último favor,
no hagan
ruido
al cerrar
la puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario