domingo, 27 de diciembre de 2009

Hasta los cuentos mas tristes pueden tener un final feliz

Amanece y sigue robando,
lobo incansable fiel a la luna,
amigo de fotografías de tejados sin tejas,
de bosques de antenas, de lagos que son charcos,
de humos sin fuego, de jaulas sin rejas,
caminante de callejones sin salida,
alcohol, penas, cigarros que no curan heridas.

Sufre con el sol y su soledad,
miedo a la luz que deja verlo todo,
esquivo incluso para gestos perdidos, miradas adioses,
manos sin tacto, amores de billetes,
palabras sin destino, vientos sin roces,
buenos días imposibles de asumir,
llorar fue lo mas parecido a sonreír.

Hadas haladas en las esquinas,
una vieja amiga heroína pidiendo amor,
un cuerpo agujereado queriendo calor,
papelera depresiva rebosando trabajo,
una farola fundida todavía te hace guiños,
hasta los cuentos mas tristes pueden tener un final feliz,
aunque a veces no es bastante tener que morir.

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